La historia y evolución de la cultura humana ha llevado a la delimitación del pensamiento científico y del conocimiento religioso como ámbitos distintos, con distintas metodologías. Pero algunos han aprovechado para decir que no hay conocimiento sino en exclusiva el de las ciencias experimentales "duras" y lo demás, incluido el conocimiento de lo espiritual no es más que magia.
Es verdad que la ciencia es uno de los principales métodos de acercamiento a la verdad. Sin embargo no tiene porqué ser exclusivo, y menos excluyente. Sabiendo desde donde se dice, lo que se dice, aunque no sea discurso científico experimental, puede ser válido, verdadero. Además, la ciencia occidental (es decir, la técnico-experimental) nace, entre otras raíces, de los griegos y de la Iglesia. Después de los romanos, la Iglesia tomó el relevo y divulgó el saber clásico y nuevo. Los conventos transmitieron los saberes clásicos. Las universidades nacen de la Iglesia.
Un ejemplo de esto es la obra del santo que hoy se conmemora en el santoral católico: San Alberto Magno.
Recojo de fuentes en internet algunos detalles de la obra de este monje católico:
"Como dijo Gilson, Alberto Magno se abalanzó sobre el saber greco-árabe con el gozoso apetito de un gigante de buen humor. Escribió de todo, porque disfrutaba haciéndolo. Y así su producción literaria adquirió unas proporciones no superadas por nadie, al menos que me conste: 38 gruesos volúmenes en la edición de Borgnet (Paris 1890-1899). ¡Ciento cincuenta años! han calculado los investigadores del Instituto Albertino (Bonn) que tardarán en terminar la edición crítica de sus escritos, según me confesaba, desolado, el P. Kübel, su actual director. Entre las obras albertinas -que supondrán cuarenta tomos in folio, algunos divididos en varios volúmenes, de la nueva edición coloniense- se cuentan tratados de lógica, metafísica, matemáticas, física y química, medicina y astronomía, fisiología animal, filosofía y teología, y comentario a los antiguos, sin excluir varios ensayos sobre saberes prácticos, como un manual del perfecto jardinero".
"En aquella época, la filosofía comprendía las principales ramas del saber humano accesibles a la razón natural: la lógica, la metafísica, las matemáticas, la ética y las ciencias naturales. La figura de San Alberto y la de Rogelio Bacon se destacan en el campo de las ciencias naturales, cuya finalidad, según dice el santo, consiste en "investigar las causas que operan en la naturaleza". Algunos autores llegan incluso a decir que San Alberto contribuyó aún más que Bacon al desarrollo de la ciencia. En efecto, fue una autoridad en física, geografía, astronomía, mineralogía, alquimia (es decir, química) y biología, por lo cual nada tiene de sorprendente que la leyenda le haya atribuido poderes mágicos. En sus tratados de botánica y fisiología animal, su capacidad de observación le permitió disipar leyendas como la del águila, la cual, según Plinio, envolvía sus huevos en una piel de sorra y los ponía a incubar al sol. También han sido muy alabadas las observaciones geográficas del santo, ya que hizo mapas de las principales cadenas montañosas de Europa, explicó la influencia de la latitud sobre el clima y, en su excelente descripción física de la tierra demostró que ésta es redonda".
"En la universidad de París tradujo, comentó y clasificó textos antiguos, especialmente de Aristóteles. Añadió a estos sus propios comentarios y experimentos, aunque Alberto Magno no veía los experimentos como lo verían luego los fundadores de la ciencia modernay en especial Galileo Galilei, sino que en su opinión la experimentación consistía en observar, describir y clasificar."
Fue canonizado por Pio XI el 16 de diciembre de 1.931. Pio XII, en 1.941, lo declara Patrono de los científicos. Su discípulo más importante fue Santo Tomás de Aquino. Su fiesta en la Iglesia Católica se celebra el 15 de noviembre. San Alberto es el patrono de los estudiantes de ciencias naturales, ciencias químicas y de ciencias exactas.
He intentado confirmar la causa de que la Semana de la Ciencia se celebre en estos días de Noviembre, pero no he conseguido ver ninguna referencia "oficial" a S. Alberto.
http://www.semanadelaciencia.es/Publico/index.aspx
http://www.semanadelaciencia.es/Publico/index.aspx
Sin embargo, estoy convencido que en el inicio de esa actividad la fecha elegida no fue aleatoria. Pero hoy se trata de ocultar todo lo que haga referencia a religioso. Queda feo, poco "moderno". No creo que lo sepa Zapatero, sino a lo peor intentaba impedir este evento.
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