Noticia que leo en YAHOO
Por Thomas Castroviejo Editorial Yahoo! Noticias – mar, 12 jul 2011
Durante días, Monica Sakar y su hermana Mumpy oían a los adultos de su casa en el este de India hablar de transplantes. Comentaban que el padre de la familia podría recuperar la vista con unos ojos nuevos, mientras que la vida de su hermano podría salvarse con un transplante de riñón. Por desgracia, no había ningún donante a la vista.
La situación era desesperada: en India, una familia en la que los varones están inválidos tiene muchas menos posibilidades de salir adelante. Así que Mumpy ideó un plan: suicidarse para que su familia pudiera aprovechar sus órganos. Se lo confesó a Monica, que debió entender que una idea tan inocente y descabellada sólo podía ser una fantasía infantil.
Desgraciadamente, eso no detuvo a Mumpy. Días después, la niña de doce años ingirió un pesticida llamado Thiodan. Avisó a su padre de que había soñado que alguien la envenenaba. Consternado, el cabeza de familia la llevó de hospital en hospital. En cada intento, el médico le decía que no podía hacer nada por ella. Y en cada intento, la salud de la niña empeoraba. Al poco, murió. La niña había escrito una nota de suicidio en la que explicaba que sus órganos debían salvar la vista de su padre y la vida de su hermano.
Por Thomas Castroviejo Editorial Yahoo! Noticias – mar, 12 jul 2011
Durante días, Monica Sakar y su hermana Mumpy oían a los adultos de su casa en el este de India hablar de transplantes. Comentaban que el padre de la familia podría recuperar la vista con unos ojos nuevos, mientras que la vida de su hermano podría salvarse con un transplante de riñón. Por desgracia, no había ningún donante a la vista.
La situación era desesperada: en India, una familia en la que los varones están inválidos tiene muchas menos posibilidades de salir adelante. Así que Mumpy ideó un plan: suicidarse para que su familia pudiera aprovechar sus órganos. Se lo confesó a Monica, que debió entender que una idea tan inocente y descabellada sólo podía ser una fantasía infantil.
Desgraciadamente, eso no detuvo a Mumpy. Días después, la niña de doce años ingirió un pesticida llamado Thiodan. Avisó a su padre de que había soñado que alguien la envenenaba. Consternado, el cabeza de familia la llevó de hospital en hospital. En cada intento, el médico le decía que no podía hacer nada por ella. Y en cada intento, la salud de la niña empeoraba. Al poco, murió. La niña había escrito una nota de suicidio en la que explicaba que sus órganos debían salvar la vista de su padre y la vida de su hermano.
A veces las noticias no reflejan la realidad. Si en este caso fuera fiel a ella, me sobrecoge el amor, la inocencia y la bondad de esta niña. No hay comentarios, pero pretendo escribir su nombre para que ruede por internet hasta donde tenga que rodar. Descansa en Dios, Mumpy.
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