De esta manera tan "cariñosa" han llamado hace dos días a Felipe González y al aún todavía Presidente Zapatero. No lo digo para hacer leña del aparente árbol caído. Solamente lo digo para aprovechar y hacer unos comentarios personales sobre la condición humana.
Lo más sencillo: "el hombre es un lobo para el hombre". Estas palabras fueron dichas por compañeros de partido de los menospreciados, no por ningún presunto enemigo declarado. De la adhesión inquebrantable y el peloteo extremo se puede pasar al "si te he visto, no me acuerdo" y al desprecio más desconsiderado hacia el ideológicamente cercano, con la rapidez con la que se pueda anticipar la pérdida del poder. ¿Pero hay ideología, pensamiento o visión del mundo o muchas veces es un disfraz, un instrumento para alcanzar el poder, es decir el dinero?
La banalidad de los juicios humanos: el que un día fue literalmente llamado "dios" por los propios, ahora pasa a ser abuelo cebolleta entre risas. Como dice el Salmo: "Dios se sienta por encima del aguacero, el Señor como rey eterno".
Nuestra ceguera: ¿No está la persona que dice ésto calificándose a si misma? ¿No va a ser ella vieja? ¿No va a dejar de estar alguna vez en donde estuvo?
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