miércoles, 15 de mayo de 2013

Hasta siempre

Muchas gracias a los lectores y comentadores. Hasta siempre

lunes, 18 de febrero de 2013

¿Queda poco?

¿Espejismo, fantasmagoría, ridiculez?
"No me lo creo, no me lo creo, no me lo creo", decía cuando lo tuve.
Profunda tristeza, honda y religiosa tristeza. Desamparo absoluto. Soledad infinita.
¿Prórroga, tiempo de descuento, avatar?
Confianza en Dios.

domingo, 3 de febrero de 2013

Los políticos implacables con los débiles, lameculos con los ricos y poderosos

No suelo estar de acuerdo con el Wyoming. Especialmente por el enfoque de crítica exclusiva a una tendencia política, que en mi opinión suele demostrar. Pero con este comentario ESTOY TOTALMENTE DE ACUERDO.

http://www.youtube.com/watch?v=rcoNwLzXFzU&list=HL1359919347

Los políticos implacables con los débiles, lameculos con los fuertes. Todo un ejemplo de liderazgo.

miércoles, 16 de enero de 2013

Llamadas de amor en la noche

Años después, delante del pelotón de fusilamiento, me di cuenta de lo que oí siendo adolescente aquellas noches de verano en casa de mi Abuelo Santiago. Era el amor. O mejor, el lamento por la ausencia del ser amado. En un anciano de 75 años. Ya estaba impedido por el ictus cerebral que le paralizó media parte del cuerpo y que le dejó postrado en una cama. No sé si suponía que nadie le oía o le daba igual, yo ahora creo que más bien lo segundo. Su habitación cerrada no impedía que escuchásemos su llamada: “Flora, Flora, Flora”. Claro está, llamaba a su mujer, mi Abuela, que había muerto hacía poco. Ahora estoy en condiciones de valorar aquello que escuché. Era la falta, la ausencia irreparable de una parte de si mismo, de ese trocito íntimo de él que había entregado a ella y que ella se había llevado, a esa parte grande de él que estaba formada por ella y se le había esfumado, porque se iba con su compañía, con su mirada, con su presencia, con su calor, con sus palabras, con su olor, con sus manos. Amar a alguien es poder mirarlo sin pudor, sin temor, sin tiempo límite, pero con temblor y reconocerlo como el ser más bello de la tierra. Es no importarte nada de lo que te pase, sino lo que le pase al otro. Es estar acompañado sin necesitar a nadie más estando solos los dos, y solo estando rodeado de gente. Es querer estar siempre en él o ella, simplemente. Sin más razones. Es desear tener entre los dos, algo exclusivamente de los dos. Por eso los hijos…Y todo lo demás se convierte en desecho, casi en basura, en algo sin importancia.
Eso me ha pasado a mi.
"¿Y ahora qué?" 
Y me contestó Forrest Gump: "Si no sabes qué hacer, ¡camina! ¡corre!"
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