miércoles, 24 de diciembre de 2008

Hoy es Nochebuena

Hoy por la mañana he ido a llevar una carta a un buzón de Correos. Mi niña estaba muy preocupada ayer por si me había olvidado de hacerlo. En el sobre ponía:
"Papá Noel"
"Polo Norte"
Y de remitente:
"Candela"
Con esos datos, seguro que llega a su destino.
Hace unas decenas de años una niña mandó una carta a un periódico para que le contestaran una pregunta (era una época en la que la palabra, la letra impresa, los periódicos, eran fiables). Así fue la historia:
Hace mucho, mucho tiempo, y para ser exactos, el 21 de septiembre de 1897, The Sun, un periódico de Nueva York, la raíz del renacido The New York Sun, publicaba la respuesta del diario a una carta enviada al director por una niña de 8 años que respondía al nombre de Virgina O'Hanlon. La pequeña, que vivía en el 115 Oeste de la calle 95, en el elegante Upper West Side de Manhattan, preguntaba algo tan elemental a The Sun como: "¿Existe Santa Claus?"Una cuestión comprometidaLa carta de Virginia era muy corta, como corresponde a una niña, pero no por ello dejaba de ser comprometedora para el director del diario. Virginia escribió: "Estimado director: Tengo 8 años. Algunos de mis amiguitos dicen que Santa Claus no existe. Mi papá me ha dicho que: 'Si lo ves en el Sun es que existe' Por favor, dígame la verdad; ¿existe Santa Claus?".Francis Pharcellus Church fue el editorialista al que le tocó responder a la niña. Durante más de un siglo, su texto ha sido una de las bases más sólidas para mantener viva la ilusión de Santa Claus en Estados Unidos y la perfecta inspiración para millones de padres comprometidos por las preguntas de sus hijos.Este año, como ha venido ocurriendo desde 1897, el texto de la respuesta de Church se reproducirá en muchos periódicos de EEUU. Internet está lleno de referencias a esta historia. El que sigue es el texto íntegro de aquella respuesta de The Sun:"Virginia, tus amiguitos se equivocan. El escepticismo de una época escéptica les ha afectado. Sólo creen lo que ven. Piensan que todo lo que no sea comprensible por sus pequeñas mentes no puede ser. Todas las mentes, Virginia, tanto si son adultas como infantiles, son pequeñas. En este gran universo nuestro, el hombre, su intelecto, no es más que un insecto, una hormiga, si se compara con el mundo ilimitado que tiene ante sí, si se mide por una inteligencia capaz de captar toda la verdad y el conocimiento.""Sí Virginia, Santa Claus existe. Es tan cierto como que existen el amor, la generosidad y la lealtad; y ya sabes que abundan y le proporcionan a tu vida la mayor belleza y alegría. ¡Ay! ¡Qué triste sería el mundo si no existiera Santa Claus! Sería tan deprimente como si no hubiera Virginias. Porque entonces no conoceríamos la fe de los niños, ni la poesía, ni la fantasía que hace tolerable esta existencia. No podríamos disfrutar, excepto de lo que pudiéramos sentir y ver. Se apagaría la luz eterna con la que la infancia ilumina el mundo.""¡No creer en Santa Claus! ¡También podrías no creer en las hadas! Podrías hacer que tu papá contratara a hombres que, en Nochebuena, vigilaran todas las chimeneas para atrapar a Santa Claus; pero aunque no lo vieran descendiendo por una de ellas, ¿eso qué probaría? Nadie ve a Santa Claus, pero eso no quiere decir que Santa Claus no exista. Las cosas más reales del mundo son aquellas que ni los niños ni los adultos podemos ver. ¿Has visto alguna vez a un hada bailando en un prado? Por supuesto que no, pero eso no prueba su inexistencia. Nadie puede concebir o imaginar todas las maravillas del mundo que se mantienen ocultas o son invisibles.""Rompe el sonajero y mira lo que produce el sonido en su interior, pero hay un velo que cubre el mundo oculto que ni el más fuerte de los hombres, ni siquiera la unión de la fuerza de todos los hombres más fuertes que hayan existido, podría romper. Sólo la fe, la fantasía, la poesía, el amor y el encantamiento pueden correr esta cortina y ver e imaginar la belleza y la gloria divinas que hay al otro lado. ¿Es real todo esto? Ah, Virginia, en todo este mundo no hay nada más real y perdurable. ¡Santa Claus no existe! ¡Dios mío! Está vivo y vivirá para siempre. Dentro de mil años, Virginia, más aún, dentro de 10 veces 10.000 años, seguirá llevando la felicidad a los corazones de los niños."Church, que antes de ingresar en The Sun como editorialista había sido corresponsal en la guerra de secesión para The New York Times y fundador de The Army and Navy Journal, era hijo de un pastor baptista. Era un hombre muy sarcástico, pero cuando su director le hizo el encargo de escribir el editorial supo desde el primer momento que tenía que contestar a Virgina sin ambigüedades.El editorialista falleció en 1906 y hasta después de su muerte no se hizo público que él había sido el autor del editorial de respuesta a Virginia. El Sun publicó su texto año tras año hasta la desaparición del periódico, en 1949, pero sus frases han resultado ser inmortales.La pequeña Virgina era hija de Philip O'Hanlon, médico del Departamento de Policía de Nueva York. La historia explica que Virginia vivió toda su vida bajo la influencia del editorial de Church. En 1910 se graduó en Historia del Arte en el Hunter College y un año después alcanzó un master en Columbia University, lo que le permitió iniciar una carrera como profesora en una escuela de Nueva York, de la que llegó a ser directora. Virginia, que compartió su ilusión por Santa Claus con miles de niños, falleció el 13 de mayo de 1971, a los 81 años en una residencia de ancianos de Valatie, en Nueva York.Nuestra parte oscuraChurch y O'Hanlon fueron ajenos a las guerras actuales, las mareas negras, la insolidaridad, el desequilibrio mundial que está provocando la globalización, el hambre infantil, el tráfico de seres humanos, el sida... Desde 1897 nuestra sociedad ha cambiado y hoy tiene planteados demasiados problemas, en su mayoría fruto de nuestra parte más oscura.No analicemos aquí y ahora ese lado oscuro, ni tampoco el lado comercial de la Navidad, ni enfrentemos la figura de Santa Claus con la de los Reyes Magos. Dejemos esos debates tan necesarios para otra ocasión y para otras páginas. Disfrutemos hoy de las fiestas y conservemos las palabras escritas por Church. Disfrutemos de la ilusión mientras nos quede un poco de ella, y compartámosla con todos los que nos rodean, y en especial, con quienes por una u otra razón dejaron de creer en Santa Claus."==================================
Hoy se celebra el aniversario del nacimiento de Jesús. Eso es la Navidad
¡Feliz Navidad!

lunes, 22 de diciembre de 2008

Alguna respuesta al porqué del bajo coste de la mentira política

Hechos a fecha de diciembre 2008: Tres millones de parados en España y subiendo...
1.Si las ideas políticas se configuran como si fueran convicciones religiosas, la capacidad para ser críticos con el credo considerado como propio se ve muy disminuida. Veamos un ejemplo gráfico:
"Motivos para creer" es la definición de teología.

Las ideas son "a priori" que no se contrastan con los hechos sino que éstas los justifican.

La credibilidad se instala, no en el hecho mismo, sino en quién lo cuenta. Hechos similares son valorados de forma radicalmente opuesta dependiendo de quien sea su agente responsable: Ejemplo: Prestige versus incendio de Guadalajara, accidente del avión y helicóptero militares, crisis económica gestionada por unos o por otros...

2.Por otra parte, la capacidad del humano para convivir en la disonancia entre supuestas ideas políticas y actitudes vitales contrarias parece grande. Por ejemplo, los ricos se sienten cómodos sintiéndose "socialistas" aunque ellos no socialicen más de lo necesario sus bienes; hay personas que defienden la escuela pública pero llevan a sus hijos a colegios privados; otros critican a instituciones como la Iglesia, pero sus recursos de asistencia social los aprovechan en épocas de crisis para amortiguar la conflictividad social...
La prueba del algodón para saber qué piensa realmente una persona es qué hace con su DINERO.

3.Acaso la historia de los usos y costumbres denostados y aceptados, o incluso admirados también pesa. El pícaro español desde el "Lazarillo de Tormes" como figura de superviviente ahí está.

4.Y si además el mentiroso no tiene castigo aparente... En EEUU un presidente tuvo que dimitir por mentir (Watergate).

miércoles, 17 de diciembre de 2008

La corrupción y la crisis en el capitalismo

Con la crisis económica mundial, brotan los escándalos en las sociedades capitalistas. Se había caído la ideología que sustentaba el muro de Berlín y se empieza a divulgar, para el que quiera enterarse, la realidad de las sociedades del "socialismo real" (stalinismo, maoísmo, etc.): sus millones de muertos y la universalización de la miseria y la falta de libertad. Pero ahora le toca al capitalismo, al libre mercado, a las sociedades llamadas democráticas. La crisis que, dicen, puede provocar el derrumbe del sistema económico y social y la corrupción de instituciones y personas que en él operan tienen el mismo origen: la codicia del hombre, el factor humano, la ética. Es la misma causa que provocó la degeneración de los países comunistas. El hombre es el mismo, sin embargo hay una diferencia entre ambos sistemas. En el sistema democrático, si así lo es, hay más defensas para las conductas inmorales, que impiden el acaparamiento del poder por unos pocos: la rotación en el poder mediante el voto libre de los ciudadanos, la división efectiva de poderes y la capacidad de influencia de la sociedad civil a través de instituciones no políticas (la aceptación de la convivencia y pluralidad). Por eso, si una sistema social pretendidamente capitalista no hace posible la alternancia en el poder, el ejecutivo domina a los otros poderes y la sociedad civil está desarticulada (instituciones perseguidas, prensa comprada, etc.), es más probable que la conducta de los hombres se pueda corromper con mayor facilidad. ¿No puede ser que algo de ésto sea lo que sucede ahora?

martes, 16 de diciembre de 2008

La verdad y la mentira en las sociedades democráticas

1.¿Da igual mentir si se trata de conseguir el poder o que triunfen las propias ideas? El caso es que ahora estamos comprobando que se puede convencer socialmente con la mentira y que incluso la reacción social a ésta, puede ser completamente tibia. ¿Pero son sanas las sociedades llamadas democráticas en las que mentir no tiene consecuencias? ¿Son legítimos los parlamentos que dicen representar a estas sociedades? Opino como J. F. Revel (El conocimiento inútil, 1998).:
"La primera de todas las fuerzas que dirigen el mundo es la mentira. […]el perfeccionamiento acelerado de las técnicas de transmisión, y el auténtico continuo del número de individuos que de ella se aprovecharán, harán aún más del siglo XXI la época en que la información constituirá el elemento central de la civilización. […]Las sociedades abiertas, para utilizar el adjetivo de Henri Bergson y de Karl Popper, son a la vez la causa y el efecto de la libertad de informar y de informarse. Sin embargo, los que recogen la información parecen tener como preocupación dominante el falsificarla, y los que la reciben la de eludirla. […]La democracia no puede sobrevivir sin una cierta dosis de verdad. No puede sobrevivir si esa verdad queda por debajo de un nivel mínimo. Este régimen, basado en la libre determinación de las grandes opciones por la mayoría, se condena a sí mismo a muerte si los ciudadanos que efectúan tales opciones se pronuncian casi todos en la ignorancia de la realidad, la obcecación de una pasión o la ilusión de una impresión pasajera. La información en la democracia es tan libre, tan sagrada, por haberse hecho cargo de la función de contrarrestar todo lo que oscurece el juicio de los ciudadanos, últimos decisores y jueces del interés general. Pero, ¿qué sucede si es la misma información la que se las ingenia para oscurecer el juicio de los jueces? […]Occidente ha comprendido desde hace tiempo que en una sociedad que respira gracias a la circulación de la información, regular esta circulación constituye un elemento determinante del poder. […]Hoy, como antaño, el enemigo del hombre está dentro de él. Pero ya no es el mismo: antaño era la ignorancia, hoy es la mentira".
La mentira en un representante de la voluntad popular no es solo una lacra por su propia naturaleza, sino que inhabilita radicalmente al político que la practica, porque engaña a quien lo elige con aquello por lo que ha sido elegido: lo que dice que piensa o lo que promete que va a hacer (declaraciones, programas electorales). A su vez, como consecuencia del origen doloso del poder obtenido, la legitidad del político mendaz para ser obedecido por los ciudadanos es nula.
Ejemplos próximos:
-Rajoy promete 2 millones de puestos de trabajo: http://es.youtube.com/watch?v=yMtCF6oVcVM
-Zapatero promete 2 millones de puestos de trabajo: http://www.youtube.com/watch?v=8nSEmcdu94g
-Zapatero promete el pleno empleo: http://www.youtube.com/watch?v=Tf4EPpJUIow&feature=related

2.¿Puede la propaganda convertir la mentira en verdad?
"Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad" Paul Joseph Goebbels.
http://es.youtube.com/watch?v=yqxc8SeMHwg&feature=related
http://es.youtube.com/watch?v=A6ztuGgpRkk&feature=related

3.Pero ¿qué sucede si una sociedad legitima con su voto al político que miente de forma flagrante? Ello no vuelve en verdad a la mentira, pero sí hace a la sociedad corresponsable de la mentira del representante elegido por ella. Y la mentira aceptada socialmente ¿no tendrá su origen en la vida concreta de las personas que forman la sociedad en la que se instala? Lo social ¿no es fruto de lo individual?

4.Penúltima pregunta: ¿En una sociedad en la que campa la mentira puede el individuo buscar la verdad?

domingo, 14 de diciembre de 2008

14 de Diciembre de 2008, inicio

A veces tengo la impresión de bicho raro y de que algunas de las cosas que me interesan no son muy habituales en mi entorno relativamente cercano. Con este blog pretendo intentar conocer si hay alguien más que tenga parecidas opiniones. Y quizá, parecidas ilusiones.

¿De qué quiero hablar aquí? ¿De qué hablamos entre nosotros? ¿De qué cosas hablan hoy los medios de comunicación? ¿Perdemos demasiado tiempo en banalidades? Está bien oír y contar cuentos de princesas y príncipes azules que quisiéramos ser; está bien oír y contar cuentos de ogros y brujas que quisiéramos matar, pero ¿se reduce la vida a eso?
¿Podemos también hablar de la vida real, de sus contrastes y contradicciones, de sus alegrías y penas, de su misterio? ¿Podemos poner la palabra al servicio de lo que nos hace más humanos y nos eleva más?
Me he encontrado un ejemplo de esto último en una impresionante carta del lector del periódico "La Razón" de 1.11.08. Cualquier comentario sobra:


"A Javier Fesser

No conozco a Alexia, ni a su familia, ni al Opus. Y puedo decir que tampoco conozco mucho a Dios. Soy madre una niña de 7 años muy malita de cáncer. Ni un solo día la he oído una queja, ni ha preguntado un porqué a su enfermedad. Cuando no aguanta más el dolor sus mejillas se llenan de lágrimas. Y nosotros nos desconsolamos. Sin duda ella es más valiente que nosotros.

Todas las mañanas me acerco a su cama y doy gracias por el tesoro de hija que hemos recibido. A su lado hemos comprendido como se puede ser feliz y sufrir a la vez. Somos felices porque su presencia entre nosotros llena nuestros días. Y a la vez sufrimos porque no podemos hacer nada para retenerla con nosotros y nos cuesta ver como se va apagando lentamente.

El día que se vaya de nuestros brazos se nos romperá el corazón y sin embargo a veces quisiera que se fuera ya para dejar de verla sufrir. ¿Quién puede resistir ver cómo se nos escapa sin poder hacer nada?

Javier, no sé si puedes comprender lo que te digo, o lo que sentirían los padres de Alexia. No se parece a tu película, ¿verdad? Quién sabe si algún día Dios pondrá un hijo moribundo entre tus brazos ¿Serás capaz de repetirle lo que dices en tus entrevistas? Quizá el mundo te cambiaría de color. Quizá es una cuestión de ponerse en el lugar del otro. Creo que tu película no sólo nos ha herido a nosotros, sino a todos los españoles, porque es un ataque frontal contra la Democracia, que sólo se puede construir sobre la tolerancia y respeto a las creencias de los demás. No dudo que seas un hombre con talento, pero me entristece ver que sea utilizado para hacer daño, en lugar de para construir esperanza. Te hubiera costado lo mismo y todos te hubiéramos aplaudido.

Mi marido y yo hemos dudado mucho si escribirte esta carta, porque hay mucho que construir en esta sociedad coomo para perder tiempo en estas cosas. Pero al final lo hemos hecho por si estas palabras pueden ayudar a otros padres, o a otras personas. Nosotros hemos decidido que queremos buscar la verdad sobre ese Dios que sobrevive a la muerte, y que no permite que nuestra vida acabe en el vacío.

Queremos dirigirnos a alguien del Opus Dei que pueda explicarnos tantos porqués que no entendemos. Quizás allí encontremos la respuesta que tú no has sabido darnos. Aunque para el mundo de hoy parezca imposible, creemos que quizás Dios sí pueda confortarnos.
Teresa y Pablo, padres de María Fernández/Madrid"

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