martes, 5 de julio de 2011

¿Quién quiere realmente a los enfermos de SIDA?

En una charla mientras comíamos en mi trabajo, una compañera, para criticar el enfoque que suele divulgarse y caricaturizar la prensa de la posición de la Iglesia Católica y Papa con respecto a sexualidad y SIDA (quedarse con la discusión sobre el uso del condón y no entrar en la defensa de la fidelidad conyugal y la sexualidad como expresión del amor), sentenció algo así como lo siguiente: "Ojalá le hicieran pagar a la Iglesia lo que cuestan todos los tratamientos del SIDA".

Me callé pero pensé: "como si lo que defiende el Papa no fuera en realidad lo que tú, Compañera querida, has vivido, vives y deseas vivir en el seno de tu matrimonio, con tu marido, aunque no seas católica". ¿Pensar que proponer, a quien quiera considerarlo, el ideal de la fidelidad y la valoración del sexo como expresión duradera de una relación de amor intensa y perdurable sea la causa de que haya tanto SIDA, es justo? ¿Los pobres enfermos se infectaron por haber seguido lo que la Iglesia indica, como no fácil camino, pero como camino deseable? ¿Alguien se ha infectado por "haber hecho caso al Papa" (solo en una parte de lo que dice) y no usar condón? Es muy posible que sea lícito usar el condón en determinados supuestos. De lo más doloroso es ver a niñitos enfermos, en los que nada ha tenido que ver la infección por vía sexual.

Me dio pena pensar cómo la inquina a la Iglesia puede dar lugar a semejantes pensamientos o deseos desmesurados. Yo no sé si algunos aspectos de la sexualidad que defiende la Iglesia deben ser cambiados o perfeccionados o contextualizados por la primacía de la misericordia, es un tema tremendamente complicado y ahora muy difícil de estudiar científicamente porque está muy ideologizado y hay cosas que no se pueden poner en tela de juicio, están vetadas en aras de lo políticamente correcto, pero sí sé que su alternativa, en forma de muchas costumbres actuales, extendidas incluso dentro de nosotros los católicos, no termina en bien para los individuos que las practican.

Para quien quiera tener una visión más completa del asunto voy a pegar un artículo sobre lo que supone la labor de la Iglesia Católica en la atención a los enfermos de SIDA, especialmente en el Tercer Mundo, en África:

Por Alberto Vigario
Revista Misioneros Tercer Milenio, número 39 – Noviembre de 2003
Editada por las Obras Misionales Pontificias de España
(http://www.omp.es/Secciones/Publicaciones/Misioneros/Misioneros.htm)
Los misioneros y las instituciones de la Iglesia católica son los primeros en la lucha contra el Sida: el 12% de quienes atienden a los pacientes contagiados con el virus del SIDA son organismos de la Iglesia; y el 13% de la ayuda global a los afectados por esta pandemia proviene de organizaciones no gubernamentales católicas. Las instituciones de la Iglesia y la labor que muchos misioneros y misioneras realizan dentro de ellas hacen de la Santa Sede la institución que ocupa el primer lugar en la atención a las personas afectadas por esta enfermedad, auténtica plaga del siglo XXI.
Los misioneros dedicados a la atención de los enfermos de SIDA han seguido a pies juntillas dos mensajes claves del Evangelio de Jesús: “Id, bautizad y curad a los enfermos”, y “que no se entere tu mano derecha de lo que hace la izquierda”. Es un dato poco difundido por los medios de comunicación pero, a día de hoy, la Iglesia católica es la institución más implicada con las personas infectadas por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Este generoso y ejemplar liderazgo de entrega y atención se hace todavía más acentuado especialmente en las zonas donde la enfermedad es una auténtica lacra: los países del denominado Tercer Mundo y, en especial, del África subsahariana.
En África, de hecho, el 70% de los proyectos de lucha contra el SIDA están realizados, organizados y financiados por organismos cristianos. En muchos países africanos, las instituciones de la Iglesia católica y sus miembros, por encontrarse en la mayoría de los casos en los barrios más pobres, han sido los primeros en ocuparse de estos enfermos. Y, actualmente, uno de cada cuatro contagiados en el mundo está siendo atendido por personal de la Iglesia católica.
Los datos sobre la atención a los enfermos de SIDA que prestan sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos forman parte del estudio iniciado en 1998 por el Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, hecho público el pasado 22 de septiembre en la sesión plenaria de Naciones Unidas, dedicada a estudiar la prevención de la enfermedad.
Para recabar la información se envió un cuestionario a 112 países y casi 70 enviaron sus respuestas. A través de estos datos, el Consejo destaca que el 61% de las Iglesias locales de todo el mundo ya han fijado programas de acción contra el SIDA. Todos estos programas pivotan sobre tres puntos: la formación, la prevención y la asistencia espiritual y sanitaria.
La obra misionera de la Iglesia se hace presente en 5.853 hospitales, 16.445 ambulatorios, 787 leproserías, 13.933 asilos, 8.695 orfanatos, 10.640 guarderías, 27.759 hogares sociales y 19.305 centros de educación. La mayor parte de esta labor se realiza en los países más pobres y con menos recursos, donde la enfermedad más daño físico, moral y social está haciendo.
Y hay que tener en cuenta además que, aunque la Iglesia católica realiza el 25% de la atención que reciben los enfermos de SIDA, tan sólo utiliza el 20% de los recursos destinados a esta enfermedad en todo el mundo. Además, la mayor parte de la financiación que las entidades eclesiales reciben para llevar a cabo esta labor asistencial provienen de manos privadas, mientras que el porcentaje de las subvenciones y ayudas públicas son muy inferiores a las que manejan otras organizaciones asistenciales.
Pero voy a ser más polémico. Yo creo que hay también una manera de ayudar a los enfermos de SIDA más eficaz incluso que la que se ha reflejado anteriormente. Aquí hay que entrar en el ámbito de la fe. Este asunto me lo refrescó el cartel que vi en mi parroquia y que reproduzco. El Papa en este mes de julio, para el apostolado de la oración, propone a los católicos rezar por los enfermos de SIDA. La invocación a la misteriosa Gracia y Misericordia de Dios. Yo sí creo en el poder de la oración.

http://www.youtube.com/watch?v=IitCnBU2Nfw

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