viernes, 17 de julio de 2009

Famosetes, modelos a imitar y paletos

Cuando vives en Madrid, puedes ver a mucha gente. Hoy, a 5 metros de donde me sentaba yo, el banco de un parque donde jugaba mi niña, había una persona significativa. ¿Quienes son las personas significativas en nuestra sociedad? ¿Qué personas son conocidas por la mayoría de los habitantes del país? Pondré algunos ejemplos que quizá no estén al día: Belén Esteban, Boris Izaguirre, Ana Rosa Quintana, Antonio David el ex de Rocio Jurado... Al menos, salen o salían (hace tiempo que no veo las televisiones convencionales) muchas veces en la televisión. ¿Era Cristiano Ronaldo?
Bueno, lo dicho, estaba a 5 metros de él. Podía estar sentado en una terraza tranquilamente con un grupo de familiares o conocidos, sin que nadie le interrumpiera para pedirle un autógrafo, sin ser atosigado por miradas distantes, sin guardaespaldas que velaran por su seguridad. Y sin embargo es un hombre del que se tiene que sentir orgulloso un país, que debería ser modelo a imitar por los jovenes y adolescentes, que su importancia se debe a lo que hace y no por salir en la tele.
Mariano Barbacid
(Madrid, 1950) Bioquímico español. Doctor en ciencias químicas, en 1974 se instaló en EE UU y trabajó en el Instituto de Bethesda, donde realizó diversas investigaciones que le llevaron a descubrir la base molecular del cáncer y a aislar un gen oncogénico en un tumor humano (1981). Sus trabajos le valieron el premio Juan Carlos I de investigación. En 1988 pasó a dirigir el departamento de oncología del Instituto Squibb de Princeton. A fines de los años noventa regresó a España y desde 1998 es director del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas Carlos III de Madrid.
Un país en el que la gente conoce más a Belen Esteban que a Mariano Barbacid es un país de paletos (paletos en estricto sentido). De hecho, se tuvo que ir a Estados Unidos (los yanquis del estereotipo progre) para poder realizar sus investigaciones.
Luego apareció mi hijo de 13 años y le solté el rollo. Por predicar que no quede.

3 comentarios:

  1. Muy cierto. Pero ha ocurrido siempre. Se reconocen valores que no son tales. Se ignora y desprecia lo auténtico; el trabajo en silencio, el talento, lo bien hecho. Triunfa lo efímero, la chapuza, lo superficial. La TV, como medio ha hecho pandemia. Ahora bien las flores de ese medio o son de plástico, decoloradas e insípidas o mueren al poco consumidas por otras que deben ocupar su efímera existencia. Un saludo

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  2. No soy ni historiador, ni sociólogo pero me atrevo a decir que quizá la sustitución de los valores y modelos "auténticos" que fundamentan el desarrollo de una cultura y la han hecho avanzar, es signo de su decadencia. Es decir, se degradan y sustituyen por otros "efímeros" cuando/porque la sociedad se está degradando y auto-destruyendo. Véase Roma. Y además sugiero si en ello no intervendrá también un proceso de "endiosamiento" del hombre. Saludos

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  3. Es el Partido, quien dictamina a qué dioses debemos rendir culto a la personalidad.

    La voluntad del Partidos se expresa a través de su máximo órgano de comunicación, que es la TELEVISION, por cierto, concesión pública...

    Así que no está en nuestras manos elegir liderazgos ni ejemplos representativos... esta es la "grandeza de nuestra democracia"

    ¿No la queríais? Pues ahí la tenéis.

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