lunes, 6 de febrero de 2012

Economía y TVE: prioridades, complejos, masoquismo, ingenuidad

¿Cuál es la correcta? La frase de Clinton: "es la economía estúpido", frente a la tesis de que la propaganda es la que concede el poder. Los políticos del PP se están centrando en la economía. Tomando medidas duras y desagradables. Y anunciando peores tiempos para todos.  Llevan un mes y medio en el poder y no han tocado Televisión Española (excepto para recortarle el presupuesto), donde aún le siguen dando buena caña muchos de los periodistas y gestores que fueron nombrados por el PSOE. Zapatero entró a saco en ella y la utilizó claramente como instrumento de partido, además de intentar laminar las empresas periodísticas no afectas y crear nuevas para su mayor ensalzamiento. ¿Masoquistas? ¿Ingenuos?
Es muy evidente que los políticos e ideólogos de izquierdas no se andan con miramientos cuando se trata de legislar y actuar en relación a determinados objetivos culturales o nombrar al Fiscal General del Estado propio, no tienen porqué pactar, porque a la cultura, la ciencia y a todos los trabajadores los han apropiado en exclusiva como sus únicos representantes. En la Universidad desde los años setenta y en la televisión se ha impuesto este dogma, a pesar de la verdadera  realidad de la historia (véase Stalin, por ej.) El complejo de ser de derechas viene de  supuestos razonamientos intelectuales y ha conseguido aún sobrevivir a la realidad de Largo Caballero, Mao, los gemeres rojos y los gulag. Algunos han pretendido debatir con razonamientos sin saber que para otros la verdad está al servicio del mantenimiento o consecución del poder. Porque muchas veces la opinión que triunfa es la que que parece verdad o la que queramos que sea, no la que es. Esa presunta primacía intelectual ha sido tan fuerte que era muy difícil no tener que pensar que los análisis de Marx eran científicos, viables y justos. En la Universidad todos éramos postmarxistas y no defender alguno de sus materialismos era signo de analfabetismo. Pero una vez caído el Muro de Berlín y el velo soviético, ello no ha servido para desterrar miedos y complejos.
Algunos nombramientos, lenguaje y medidas recientes del PP en relación a la cultura y ciencia me parecen cesiones a la autocalificada progresía y en especial a los que hacen películas (no sé que tendrá de intocable ese gremio, aunque quizá tenga algo que ver con la identificación primaria instintiva y popular de los espectadores y potenciales votantes con los "héroes" y "heroinas" y algunos piensen que en vez de fomentar otros modelos es mejor no tenerlos de enemigos, así Javier Bardem vale más que un razonamiento fundamentado). Es curioso como no se pone el ejemplo, para contradecir esa falacia, de la distancia sideral en cultura, ciencia y preparación entre este gobierno y el de indocumentados de Zapatero.
El PP parece que está siendo "valiente" en la economía, en el sentido al menos de tomar medidas  impopulares (acertadas o no) pero que creen necesarias. Es paradójico que el que ha bajado el sueldo a los directivos de la Banca, aunque les sigan quedando unos sueldazos, haya sido el PP. Y aún echo en falta que desmonten las ventajas fiscales de las SICAV y eso espero que lo hagan, así como el sistema de privilegios de la casta política y su número desproporcionado. Pero esa valentía no parece ser equivalente con la que habría que tener en la cultura, la educación, la ciencia. ¿Dan por perdida la batalla de la explicación de sus acciones?¿Lo hacen porque les da igual, tienen complejo o miedo o porque realmente tienen esas ideas también?
Espero que la prioridad de la Economía sea la verdadera razón de este comportamiento. Que el buen gobierno ayude a desmontar cliches y los llamados progres tengan que argumentar en vez de que se les conceda a priori que aunque sean millonarios son  los únicos defensores de los pobres. Por ahora aún no se rompen mucho el cerebro: hoy (05.02.12) ha sido elegido nuevo Secretario General del PSOE y tras su descalabro electoral, de dicho congreso lo único que ha salido, además del reparto de la tarta para la casta, ha sido la proposición de abolir el Concordato y relación con la Iglesia Católica. Esa es su batería de razones, propuestas e ilusiones para sus correligionarios. Mientras tanto los voluntarios de Cáritas atienden a personas que han perdido su trabajo en su período de mal gobierno sin preguntar de qué Iglesia son.   

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