Hoy durante una hora y media he estado repartiendo dípticos con información de la Plataforma de las Clases Medias y la manifestación del sábado. No lo había hecho nunca pero viendo ayer a Enrique de Diego hacerlo, y como era rechazado por algún transeunte, me he animado. Siempre me han responsabilizado las causas perdidas. No estoy al cien por cien de acuerdo con todo lo que se dice en la Plataforma, pero menos estoy de acuerdo en como se lo están llevando crudo delante de nuestras narices con total impunidad y en comandita entre muchos (en muchos casos, los mismos perros con distintos collares). Sí, estoy de acuerdo en varios argumentos principales de la Plataforma. Temo que el Estado entre en bancarrota por la perversión a la que han llevado al sistema múltiples políticos e intereses. También valoro mucho la capacidad para la rectificación de Enrique, extremo que he observado varias veces y que es tan difícil de encontrar hoy día.
Pero quiero dar noticia de algo que me ha pasado en esa hora y media y creo significativo. Aseguro que no exagero nada. De aproximadamente cien personas que haya podido interpelar para darles el papel y la información, no ha habido más de dos o tres jóvenes menores de 35 años que no hayan marchado huyendo sin dejarme terminar. No sabían de lo que les iba a hablar. Más o menos empezaba a decir: "¿Quiere que le dé esta información... nos manifestamos el sábado contra el despilfarro de los políticos?" La gente mayor de cincuenta, por decir una edad, era la que se paraba, me escuchaba e incluso aportaba ideas. Alguno de los jóvenes que se dignó contestarme lo hizo sin dejar de aumentar el paso diciendo algo así como: "tengo prisa". En la época franquista los mayores, muchos, callaban y los jóvenes escuchaban y proponían, y hasta incluso eran ingenuos. ¿Qué ha pasado? ¿Qué intereses, problemas, necesidades, tienen los jóvenes de hoy? ¿Ha pasado la ingenuidad a los maduros y el escepticismo a los jóvenes? Esta experiencia ha sido instructiva para mí. Me empiezo a explicar porqué los políticos dan esos mensajes tan burdos, intelectualmente tan groseros: "os regalo cuatrocientos euros...". Y mientras, los jóvenes, con todo el tiempo y la vida y el futuro incierto por delante, huían despavoridos, un señor que ya peinaba canas me cogía el papel y me decía que cada vez era más ácrata. Y una señora, que se había tenido que marchar de Cuba. Y otra, con su hija, que habían ido a la manifestación para protestar contra el régimen cubano a pesar de la nieve. Y otro, pre-jubilado, que me decía que había trabajado en la fábrica de dónde procedía un alto sindicalista, ahora retirado a la "aurea mediocritas" política, y que si me contara... Y me contaba que un hermano había tenido que dejar el bar que había abierto hace poco por la crisis. Y otros, siempre personas entradas en años, que me decían: "lo leeré".
Yo con cuarenta y ocho estoy pasando la crisis porque me dicen que parezco más viejo. Pero después de lo visto, no sé si merece la pena ni siquiera no parecerlo.
Y viene a mi memoria una de mis 'pelis' favoritas "Tal como éramos", Barbra Streisand, tan guapa por cómo era su papel, repartiendo octavillas, inasequible al desaliento, con una causa perdida, quizá equivocada, pero fiel y sin trincar money, mientras su amor Robert Redford, cruzaba para la otra orilla porque ya había decidido tomar otro rumbo. Creo que no podré volver a ver esa película aunque la tengo en vídeo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario