La maldición gitana lo dice.
Alfonso Guerra fue tan sincero que se atrevió a reconocer que la doctrina de la separación e independencia de los poderes de Montesquieu debería morir. Recientemente Rajoy y Zapatero se han puesto de acuerdo para que esto siga siendo así, repartiéndose el pastel del CGPJ. En eso si que están de acuerdo. Hoy por ti, mañana por mi. Mientras no haya un poder judicial independiente, no hay democracia plena porque el ciudadano carece de recursos para defenderse del poder ejecutivo y éste carece de instancias que lo puedan contrapesar. Ya se sabe lo de Bakunin: “el poder absoluto corrompe absolutamente”.
En la historia quedará que el gobierno de España del período 2004/8, previa presión de éste y su entorno, quiso poner en libertad a un asesino de 25 personas, no arrepentido, y luego lo volvió a meter en la cárcel porque le convenía políticamente.
Pero todo es más complicado. Hoy vemos como los jueces, aunque fueran independientes, se ven influidos por otras dos fuerzas: la presión social de lo políticamente correcto y el corporativismo.
Un ejemplo de lo primero: un juez acaba de ser condenado por un tribunal por dilatar una resolución intencionadamente. ¡No, no es Garzón!, que tiene parado el asunto del chivatazo a unos etarras desde un teléfono presumiblemente del ministerio del interior para que no fuesen cogidos por la policía (ETA, por si se pierde esto de vista, es una mafia que ha matado a cerca de mil personas y herido a no sé cuantas). El juez condenado es acusado de diferir maliciosamente una sentencia de adopción por la pareja homosexual de la madre de una niña al haber solicitado informes periciales. Con una multa de 6000 €, las costas e inhabilitación para el ejercicio del cargo por dos años.
Un ejemplo de lo segundo: un paidófilo mata a una niña al estar en libertad a pesar de haber sido condenado por otro delito previo del mismo carácter con pena de cárcel, la cual no fue correctamente ejecutada por un juez. Ese juez es condenado por sus “compas” a mil quinientos € de multa. La Secretaria judicial del caso es condenada más severamente.
Compárese el diferente peso de ambas resoluciones teniendo en cuenta la gravedad de los delitos. Lo sarcástico del asunto es que las dos sentencias salen a la luz pública el mismo día, con lo que la no proporcionalidad del castigo entre ambos casos, sobre todo considerando las consecuencias de los actos juzgados, aparece más claramente escandalosa.
Alfonso Guerra fue tan sincero que se atrevió a reconocer que la doctrina de la separación e independencia de los poderes de Montesquieu debería morir. Recientemente Rajoy y Zapatero se han puesto de acuerdo para que esto siga siendo así, repartiéndose el pastel del CGPJ. En eso si que están de acuerdo. Hoy por ti, mañana por mi. Mientras no haya un poder judicial independiente, no hay democracia plena porque el ciudadano carece de recursos para defenderse del poder ejecutivo y éste carece de instancias que lo puedan contrapesar. Ya se sabe lo de Bakunin: “el poder absoluto corrompe absolutamente”.
En la historia quedará que el gobierno de España del período 2004/8, previa presión de éste y su entorno, quiso poner en libertad a un asesino de 25 personas, no arrepentido, y luego lo volvió a meter en la cárcel porque le convenía políticamente.
Pero todo es más complicado. Hoy vemos como los jueces, aunque fueran independientes, se ven influidos por otras dos fuerzas: la presión social de lo políticamente correcto y el corporativismo.
Un ejemplo de lo primero: un juez acaba de ser condenado por un tribunal por dilatar una resolución intencionadamente. ¡No, no es Garzón!, que tiene parado el asunto del chivatazo a unos etarras desde un teléfono presumiblemente del ministerio del interior para que no fuesen cogidos por la policía (ETA, por si se pierde esto de vista, es una mafia que ha matado a cerca de mil personas y herido a no sé cuantas). El juez condenado es acusado de diferir maliciosamente una sentencia de adopción por la pareja homosexual de la madre de una niña al haber solicitado informes periciales. Con una multa de 6000 €, las costas e inhabilitación para el ejercicio del cargo por dos años.
Un ejemplo de lo segundo: un paidófilo mata a una niña al estar en libertad a pesar de haber sido condenado por otro delito previo del mismo carácter con pena de cárcel, la cual no fue correctamente ejecutada por un juez. Ese juez es condenado por sus “compas” a mil quinientos € de multa. La Secretaria judicial del caso es condenada más severamente.
Compárese el diferente peso de ambas resoluciones teniendo en cuenta la gravedad de los delitos. Lo sarcástico del asunto es que las dos sentencias salen a la luz pública el mismo día, con lo que la no proporcionalidad del castigo entre ambos casos, sobre todo considerando las consecuencias de los actos juzgados, aparece más claramente escandalosa.
Ayer salió le noticia de que la Audiencia Nacional abre expediente a Garzón por una presunta falta leve al haber tenido que excarcelar a dos narcotraficantes por un error en el cumplimiento de los plazos judiciales. El proceso no fue abierto por los propios órganos disciplinarios de los jueces sino a instancias de la denuncia de una asociación.
Sí, jueces independientes del gobierno, pero además bien formados, bien elegidos, bien pagados, con medios suficientes para realizar su trabajo y con instancias independientes que los juzguen justamente cuando sean acusados de hacer mal su trabajo. Porque eso de juzgar rectamente debe ser de las tareas más difíciles de realizar para un hombre.
Sí, jueces independientes del gobierno, pero además bien formados, bien elegidos, bien pagados, con medios suficientes para realizar su trabajo y con instancias independientes que los juzguen justamente cuando sean acusados de hacer mal su trabajo. Porque eso de juzgar rectamente debe ser de las tareas más difíciles de realizar para un hombre.
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