sábado, 31 de enero de 2009

Educación para la ciudadanía, Formación del espíritu nacional, sexo, mentiras y cintas de video

Ahora que hay una sentencia que impide a unos padres que objeten a la asignatura "Educación para la ciudadanía", quiero recordar un episodio protagonizado por la Vicepresidenta del Gobierno días antes de las últimas elecciones. No se trata de un juicio de intenciones sino de una conducta real. Así deben ser para ella los buenos ciudadanos.
Y luego, una dosis más de mentira de una integrante de este gobierno sin despeinarse ante la pregunta del periodista. A eso se le llama ilegitimidad de ejercicio.
Este video quedara para los anales como ejemplo de sectarismo

Mª T. Fdez. de la Vega es hija del falangista Wenceslao Fernández de la Vega, alto funcionario del ministerio de Trabajo durante el franquismo. En 1974 ingresó en el cuerpo de secretarios jurídicos laborales. Luego paso a juez por el 4º turno. El llamado "Cuarto Turno", por el que "juristas de reconocido prestigio" -abogados, profesores- son investidos jueces sin haber aprobado la oposición regular. El sistema del "Cuarto Turno" es muy criticado por parte de los jueces que han ganado su plaza por oposición.
Como anecdótico anotar que para José Blanco, gracias a la asignatura, los jovenes van a saber ponerse un preservativo. No sé si también estudiarán "la alianza de civilizaciones" y el "derecho" (según Zapatero -presuntamente licenciado en Derecho-) de la mujer al aborto.
Es cierto que cualquier profesor, con el pretexto de casi cualquier asignatura, puede adoctrinar sectariamente. Véase Filosofía, Biología. También es cierto que en el franquismo, la Formación del espíritu nacional, aquella asignatura, era considerada por todos, hasta por los afectos al régimen, como una "maría".
Están empeñados en meterse en la vida de la gente, en la de los otros. Yo me conformaría con que los electores pudieran saber las declaraciones de la renta de los políticos. Por cierto, siguen de vacaciones de Navidad en el Congreso de los Diputados.

Y los propios jueces se hacen respetar: dos días antes de que salga la sentencia, la ministra de Educación hace una valoración a la misma. ¿Quién filtra la sentencia al poder político? (si es que no hubo inter-consulta previa a la misma), y una de las partes, la más débil (los padres objetores) son informados desigualmente frente a la Administración (como mínimo antes, no simultáneamente). Esto me hace recordar aquel episodio recogido por las cámaras de TV en las que se veía como la Vicepresidenta le echaba una bronca a la Presidenta del Tribunal Constitucional

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